miércoles, 1 de septiembre de 2010

Peter Greenaway :“En mis guiones hay mucho de Borges”


Director de “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” vino a presentar su film sobre Rembrandt y dejó su polémico sello.

Debut en tierra porteña del cineasta británico Peter Greenaway, un director lujoso, detallista y artista, responsable de películas como “El vientre del arquitecto”, “Zoo” y, quizás, su más grande obra: “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante”.

Vino a la Argentina a presentar el interesante documental “Rembrandt’s J’Accuse”, en el que expone toda su sapiencia artística para indagar, analizar y desmembrar “La noche de ronda”, célebre pieza del pintor holandés del siglo XVII.

Fiel a su estilo provocador, Greenaway, en una charla con algunos medios, lanzó frases como: “El cine está muerto”, “Quiero hacer una película pornográfica basada en el Antiguo Testamento”, “Sexo y religión son buenos condimentos, pero no van juntos a la cama”. También se reconoció admirador de Jorge Luis Borges. “Aprendí mucho de Borges, hay mucho de él en mis guiones. Sólo le faltó relatar historias con más sexo”.

Fuente : La Razon 1-9-2010

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GREENAWAY PRESENTA EN BUENOS AIRES SU "REMBRANDT´S J´ACCUSE!"


El reconocido cineasta británico Peter Greenaway, autor de filmes como "El contrato del pintor" y "Escrito en el cuerpo", se encuentra en Buenos Aires acompañando el estreno de su documental "Rembrandt´s J´Accuse!", una investigación personal sobre la conspiración y el asesinato que supuestamente se esconden en "La ronda de noche", un famoso cuadro del pintor holandés.

Es la primera vez que este prestigioso artista visita la Argentina y, además de promocionar el estreno local de su documental, que se verá a partir de mañana en distintas salas, anoche dictó una clase magistral en el British Arts Centre de Buenos Aires, que organizaron el British Council y la Embajada de Gran Bretaña.

Culto, pulcro y elegante, este pintor devenido cineasta se despedirá hoy de Buenos Aires, pero antes se reunirá con María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges (de quien se declara un gran admirador), y pidió visitar el zoológico porteño, subir al edificio más alto de la ciudad, pasear por la terraza del Teatro Colón y, si le alcanza el tiempo, disfrutar de algunos ejemplos locales del Art Nouveau.

"Hubo muchos intentos de llevar al cine los cuentos de Borges, pero todos fueron un fracaso. Creo que no se hicieron buenas películas en base a su obra debido a que su fuerte es que juega con las palabras y hace un uso del texto que supera a muchos otros escritores. Tan grande es su talento, que incluso en la abstracción se puede ver cuánto maneja y controla la palabra", afirmó.

En una entrevista con Télam y otros medios de prensa, el autor de "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante" señaló que "el impacto que me produce Borges es más como persona que como artista o cineasta, porque no tiene una influencia plástica en mis películas. Sin embargo -admitió- sí tiene que ver con una actitud cerebral para acercarme al cine".

El cineasta destacó que "una de las mejores cosas de Borges es que fue un escritor muy económico. Por eso creo que si hubiera podido escribir `La Guerra y la Paz´ de Tolstoi, seguramente hubiera podido decir en muy pocas palabras lo que el escritor ruso tuvo que decir en miles".

En relación a "Rembrandt´s J´Accuse!", el director sostuvo que "si hubiera visto la película, Rembrandt hubiera sentido una sensación de alivio y hubiese dicho: `Ah, por fin alguien entendió el significado de mi obra´. Tres siglos y medio tuvieron que pasar -agregó- para que una persona se enterara de la importancia de ese cuadro".

Greenaway divide este original documental en 33 secciones o capítulos que se corresponden a la cantidad de personajes que Rembrandt retrató en su cuadro y a los diferentes enigmas e indicios que supuestamente se escondían en sus rostros, sus gestos, sus miradas, sus vestimentas y sus armas, pistas que conducirían a develar el asesinato a sangre fría del jefe de una milicia de Amsterdam.

Así, en este filme lleno de intriga, misterio e ironía, el cineasta asume el rol de historiador de arte, sociólogo, analista político, detective, fiscal y juez, analizando con detalle la escena del crimen y las pistas que se esconden con el objetivo de descubrir a los supuestos responsables del asesinato entre los personajes representados en la pintura.

Según la tesis de Greenaway, en 1642, cuando terminó "La ronda de noche", Rembrandt era un pintor de éxito requerido por las familias más adineradas de Holanda, pero al revelar el supuesto complot que terminó con la vida del jefe de una de las milicias locales, se ganó el odio y el rencor de los involucrados, a causa de lo cual 32 años más tarde perdería todos sus bienes y se convertiría en un hombre pobre y arruinado.



"No existe la objetividad en la Historia, lo que hay son historiadores y subjetividades. Yo no hice trampa en esta película, la pintura es la pintura tal cual la pintó Rembrandt, pero sin dudas todo está teñido de mi interpretación subjetiva", reconoció Greenaway.

El cineasta se sintió indirectamente inspirado en "Blow up", de Michelangelo Antonioni, que describe el proceso por el cual un hombre descubre las pistas de un asesinato en una de sus fotografías, y en el filme "Asesinato en el Oriente Express", basado en el libro de Agatha Christie donde hay un crimen en un tren y todos sus pasajeros están involucrados e implicados en una conspiración.

Nacido en Gales, Greenaway estudió en Londres y después de formarse en el mundo de la pintura, se volcó al arte cinematográfico, donde desplegó una obra marcada por obsesiones temáticas y estilísticas como las miserias humanas, las progresiones numéricas, las exquisitas composiciones basadas en la simetría y el cuerpo humano, y la propensión a desenredar y revelar intrigas y misterios imposibles.

"Mi formación fue como pintor y en ese entonces quería ser paisajista. Me formé durante los 60 en escuelas de arte con gente como John Lennon y Mick Jagger, cuando todos queríamos ser artistas, pero finalmente terminamos siendo rockeros o cineastas.

Era una época de gran creatividad", recordó el autor.

"No me dediqué por entero a la pintura porque era una actividad muy solitaria y porque además la pintura no tiene música, cuando en el cine sí se puede mezclar la imagen con la música. Soy muy afortunado porque puedo escribir los guiones en soledad, filmar las películas con todo un equipo alrededor y luego volver a la soledad de la sala de montaje", señaló.

Y recomendó con cierto pesimismo: "De todos modos, no le aconsejaría a nadie convertirse en cineasta, porque desde hace tiempo que el cine está muerto".

Fuente : Terra 1-9-2010

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Peter Greenaway: 'García Márquez es mucho más sexy que Borges'

Las películas de Peter Greenaway han sido comparadas con pinturas, que es casi lo mismo que decir que el director británico, que en su juventud estudió arte en la misma escuela que Mick Jagger, logró su cometido: "Me frustraba no poder ponerle música a las pinturas. Por eso me volqué al cine".

Sus películas, según los críticos fuertemente influidas por el barroco, están saturadas de colores, de luces y sombras, de formas y de cuerpos (muchas veces desnudos), como quedó plasmado en la que probablemente haya sido la más famosa de ellas, 'El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante' (1989), con aquella inolvidable secuencia en la que el vestido de una joven Helen Mirren -diseñado por Jean Paul Gaultier, como todo el vestuario del film- cambiaba de color al pasar de un ambiente a otro.

Greenaway viajó por primera vez a Buenos Aires para brindar una "masterclass" y presentar su última película, 'Rembrandt's J'accuse', que se estrena este jueves en el país. En este singular documental, el cineasta analiza a través de una exhaustiva enumeración los 34 personajes que aparecen en la obra 'Ronda nocturna', terminada por Rembrandt en 1642, y que según Greenaway, el pintor flamenco plagó de pistas ocultas para denunciar un asesinato.

"Creo que no hay algo que se pueda llamar historia sino que hay historiadores. Toda verdad histórica es subjetiva", afirmó el director en entrevista con un grupo reducido de medios. Según contó, para hacer su película leyó muchísimos libros sobre Rembrandt, aunque tres ideas en el film son enteramente suyas. "No hice trampa. La pintura es la pintura", agregó.

Pintor, videoartista, cineasta, el director de películas como 'El contrato del pintor' (1982) y 'El vientre del arquitecto' (1987), en las que quedó reflejada su pasión por la simetría y la anatomía, dice estar "demasiado preocupado por la historia y la política de los siglos XX y XXI y las actitudes hacia el feminismo y la pornografía" como para sentirse un artista renacentista.

"Pero sí creo que una de las características del Renacimiento fueron los multimedios. La palabra se usa mucho ahora, pero los multimedios estuvieron presentes durante cientos de años. Algunos de los mejores artistas multimediáticos fueron personas del Renacimiento, como Miguel Ángel, que era pintor, poeta y escultor, ¡y hasta hacía pasteles de bodas! Creo que yo también debería hacerlos".

Fanático de la literatura del escritor argentino Jorge Luis Borges, aprovechó su estancia en Buenos Aires para reunirse con María Kodama, viuda de Borges, influencia que algunos críticos creyeron leer en su cine.

"Se hicieron muchos intentos de llevar la obra de Borges al cine y todos fueron fallidos. No sé si Borges impactó en mis películas, pero ciertamente tuvo un impacto en mí. Hay una metodología en Borges, en su forma de pensar, en su organización de los datos, que seguramente me influyeron", agregó el director, famoso por su gusto por la taxonomía, las enumeraciones, las listas y los catálogos.

Según Greenaway, hay una teoría del arte que dice que los artistas icónicos no están representados de la mejor manera por sus propias obras, sino por 'outsiders' que a veces logran captar la esencia de un artista que el mismo artista. "Por eso, las mejores pinturas de Vermeer no fueron de él sino por De Witte". En este sentido, cree que su película más "borgeana" es 'Vertical Features Remake'. "Es sobre un hombre que hace el mismo film tres veces. Esa es una idea muy borgeana".



"Algo que siempre me llamó la atención en Borges es que nunca escribe sobre sexo. Tiene un solo cuento sexual, 'Emma Zunz'. Gabriel García Márquez, en cambio, sí escribe de sexo. Por eso es mucho más sexy", agregó entre risas.

Polémico, chocante para algunos -basta recordar escenas como la de 'El cocinero, el ladrón' en la que el amante es servido en la mesa finamente cocinado sobre un colchón de verduras o un niño era obligado a tragarse los botones de su propia chaqueta-, Greenaway no le teme a los cuerpos desnudos ni a las escenas de sexo explícito como las de 'Escrito en el cuerpo', protagonizada por Vivian Wu y Evan McGregor en 1996.

"El centro del arte occidental es el cuerpo humano. Los artistas han pasado muchísimo tiempo tratando de dibujarlo por dos razones: es un tema primario, muy difícil de pintar y si logras dominarlo puedes considerarte privilegiado. Y además, es el centro de nuestras vidas. Seamos esquimales, japoneses, ingleses, nuestra corporalidad es lo que compartimos. Si ves los cuerpos en mis películas, no están ni remotamente vinculados al sexo, tienen que ver con nuestra naturaleza física. Cuando viajo por el mundo con mis films, todos parecen sorprendidos por el hecho de que tenemos una anatomía".

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