sábado, 13 de noviembre de 2010

Reportaje a Jorge Luis Borges - 1968


-¿ Cuál cree usted que sin las características del hombre contemporáneo? –
- Metafísicamente podría contestar diciendo que todo hombre es contemporáneo; nadie vive en el pasado o en el porvenir; pero si nos referimos al hombre de este siglo XX, creo que hay una diferencia esencial entre este hombre y el de otras épocas. Esa diferencia esencial radica en el hecho de que en otras épocas el hombre se enfrentaba con diversas dificultades, con diversos problemas y eso se resolvía como podía. Pero ahora, el periodismo y la literatura se han encargado de recordar al hombre cuál es su posición en la historia, es decir, ahora debemos resolver nuestros problemas de un modo más consciente, lo cual puede no ser favorable.
Desde luego, la historia ha acontecido siempre, la historia es todo lo que acontece, pero ahora por obra del periodismo tenemos continuamente noticias del curso de los hechos y eso influye en nosotros, ahora se inicia lo que se llama, un poco ambiciosamente, la conquista del espacio y a la gente se le recuerda eso todos los días. En cambio, a juzgar por la literatura de fines del siglo XV, el descubrimiento de América ocurrió, pero la gente no estaba pensando en eso, por ejemplo, uno puede leer, limitándonos a España la obra de
Cervantes y casi no hay conciencia del descubrimiento de América. Estaban más interesados en las guerras de Flandes.
Además hay un fenómeno bastante curioso, en el cual he estado pensando estos días. El fenómeno curioso sería que, en general, todo contemporáneo, tiene un conocimiento erróneo pero minucioso de lo que está ocurriendo en el mundo y al mismo tiempo suele ser bastante ignorante de la historia pasada, de modo que todos somos expertos en la Guerra de Vietnam por ejemplo y ya hemos olvidado la Segunda Guerra Mundial y sabemos muy poco de la guerra de Secesión y muy poco de la guerra de la Independencia, que acaba reducida a unos cuantos aniversarios y a unos cuantos mármoles y posiblemente no sepamos absolutamente nada de las Cruzadas, las Guerras Púnicas o de las guerras de los Griegos con los Persas.
- ¿Ese sería un índice – según lo que usted dice – de una mayor comunicación entre hombres? –
- De información, pero no de comunicación. Todos estamos muy interesados y somos muy conocedores del presente contemporáneo; pero al mismo tiempo tendemos a olvidar el pasado y ese mismo conocimiento del historia contemporánea, es efímero; porque a cada diario lo tapa el del día siguiente; es decir cada texto borra el texto anterior. Es muy posible que lo que sepamos hoy ya lo hayamos olvidado dentro de unos meses o dentro de unos días.
Vivimos en un mundo abarrotado de noticias, pero las leemos para el olvido. En ese sentido el periodismo hace mal porque nos obliga a u conocimiento minuciosos de la historia contemporánea y al mismo tiempo ese conocimiento queda anulado o corregido por lo que leemos al día siguiente o por lo que leemos a la tarde.
- ¿Qué papel desempeña para usted la angustia en nuestra vida? –
- Ustedes acaso me juzguen un hombre anticuado, pero lo que verdaderamente me diferencia de mis contemporáneos es el hecho de que no soy un profesional de la angustia. Me he sentido angustiado muchas veces pero no la cultivo. Creo que en ese sentido el psicoanálisis ha hecho mal, porque casi nos obliga a vivir en un estado de angustia. Yo conozco el caso de una chica que estudió anglosajón conmigo. Sus amigas le preguntaron a quien detestaba más; si a su padre o a su madre. Ella contestó que no detestbaa a ninguno de los dos. Le preguntaron si no dormía bien. Dijo que sí, dormía perfectamente. Si de pronto no se sentía angustiada, dijo que no. Le revelaron que era un ser anormal y que debía someterse al psicoanálisis porque no era natural que ella tuviera todo eso adentro y no se diera cuenta. Guay del hombre que se casara con ella, porque iba a descubrir que era marido de un sepulcro blanqueado, hermosura por fuera y corrupción por dentro.
Me he sentido angustiado muchas veces, pero he tratado de sobreponerme. Recuerdo una frase de Remy De Gourment que dijo: “Debemos ser felices, aunque solo sea por orgullo” y asimismo recuerdo otra de Stevenson que dijo que un amigo suyo, aunque desdichado, había conservado hasta el fin la voluntad de sonreir. “The will to smile”. Entiendo que es mejor conservar la voluntad de sonreir, que tratar de estar angustiado , aunque luego lo estemos como cualquiera.
Tampoco jugaré a ser una persona feliz, porque lo soy a ratos perdidos. Pero a veces, caminando por la calle, siento una racha de felicidad, y trato de no indagar la razón; porque si lo hago, comprobaré con harta felicidad que me sobran motivos de desventura. Mejor es aceptar con humildad, esos dones secretos.
Cuando yo era joven , me gustaba la desdicha, los atardeceres, los arrabales. Salía a caminar al atardecer por el bajo Saavedra, por la Paternal, el Puente Alsina, orillaba el Maldonado, el Riachuelo, y actualmente trato de evitar esos lugares a esas horas. Ahora me gusta, no diré la felicidad porque es una ambición, pero si la mañana, la serenidad y las calles del centro, o estas calles del sur que ya son parte del centro y en las que apenas queda una grata nostalgia de lo que fue.
- ¿Usted unió en algún momento dos conceptos, el concepto de nostalgia y el concepto de felicidad? –
- Creo que si la nostalgia no es muy violenta puede ser una forma de felicidad. Creo que puede haber una nostalgia tranquila.
- ¿En qué otra forma entiende usted la felicidad? –
- Además del amor una de las felicidades del hombre es la costumbre porque nos afianza el hecho de hacer ciertas cosas a ciertas horas. Posiblemente, eso empobrece también. Como argentino, creo en la amistad. Yo diría que la amistad es la máxima pasión argentina. Está en el Fausto de Estanislao del Campo y en el Martín Fierro y en las páginas de Eduardo Gutiérrez y en Don Segundo Sombra. Para mi hay otra felicidad a la cual me aferro, y a pesar de ser casi ciego, es el estudio y cuyo corolario o secuela es otra forma de felicidad: enseñar. –
- ¿Qué opina usted de las píldoras tranquilizantes? –
- Las he frecuentado y las frecuento. ¿Ahora, son realmente eficaces o solo son un apoyo moral?-
- Entendemos de que son eficaces. Pero además hay también algo de apoyo moral. Señor Borges. Nuestra revista cumple 30 años de publicación consecutiva y…
- Sé que el fichero Médico Terapéutico es una publicación de carácter científico.
Limitarse a las lecturas literarias es un error en el cual muchos literatos y muchos no literatos incurren.
Asomarse a la ciencia y a ese sistema de perplejidad metódicas que se llama la metafísica es, como todos sabemos, enriquecerse.
Soy un ingenio lego, pero no puedo no aplaudir, desde mi modesta ignorancia, la nobilísima labor que ustedes ejecutan.
Muchas gracias por su gentileza. Hasta siempre.-

Fuente : Entrevista aparecida en la revista Fichero Médico Terapéutico Purissimus por la conmemoración de su trigésimo año de publicación consecutivo, Año XXX, nro 100, 3er cuatrimestre 1968

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