domingo, 28 de septiembre de 2014

Las recetas de cocina de Borges y Bioy Casares






El primer trabajo que realizaron juntos no fue un cuento magistral. Se trató de un escrito que hablaba de tanto de la putrefacción de los alimentos dentro del estómago, como de los bacilos de la Leche Cuajada y el yogurt. Un estudio científico – biológico de dos de los literatos más destacados del siglo XX en nuestro continente. Además, ese primer trabajo contiene cuatro recetas de cocina.

Matías Rótulo

Es que  para hablar de Borges hay que tener en cuenta quién es Borges y quién es Bioy Casares. Ambos argentinos, ambos amigos. “Creo que mi amistad con Borges procede de una primera conversación, ocurrida en 1931” explica Bioy Casares en Museo (Emecé – 2002).
Es que en el libro que lleva como sugestivo subtitulo “Textos inéditos”, se recogen piezas que son dignas de un museo literario. Entre otras cosas porque son rarezas, relatos inéditos, poemas en inglés de otros autores y sus traducciones a mano de la dupla literaria argentina.
Uno sospecha a priori (lo sospeché yo cuando lo compré), que Museo iba a contener una serie de maravillas desconocidas de dos de mis autores favoritos (es más favorito Bioy que Borges, considero a Borges superior a Bioy).
La página 24 de la edición del año 2002, el papel amarillo (no por los años sino que es originalmente de ese color, tal como lo dispuso Emecé), encierra en un recuadro, tal vez facsímil del original, el título “La leche cuajada de La Martona. Estudio dietético sobre las leches ácidas”. Se trata de un folleto con el logo de la Industria Láctea “La Matrona” que fue fundada en 1889 (pág. 24).
Tal vez Borges y Bioy se estaban adelantando desde la publicidad, ya que el folleto era con fines de promoción del producto, a algo tan común para nosotros: las ventajas del yogurt, en particular para la salud intestinal. ”La leche cuajada limpia el organismo del hombre adentro de él, ensancha su vida” (pág. 27).
Si hoy se menciona la necesidad de una vida libre de hinchazones, en un mundo particularmente femenino, pues todas las publicidades están dirigidas a las mujeres como si los hombres no tuvieran “tránsito lento”, en “Leche Cuajada” se argumenta que es “el elixir de la larga vida”.

Una búsqueda intensa

Según El País de Madrid (casi única referencia al folleto que existe en Internet), fue “un texto buscado infructuosamente durante años por coleccionistas y bibliófilos” (El País – 2003).
Una profesora del Instituto de Profesores Artigas (IPA), me dijo al mostrarle el libro. “Es como que no queremos saber de esto, aquellos que amamos la obra de Borges”. El texto estuvo escondido durante décadas. El folleto habría sido escrito – según el propio Bioy Casares en una entrevista-, en el año 1937 (fecha aproximada). Borges y Bioy se habían conocido en 1931 o 1932, según lo cuenta Bioy en Museo.
Quien tiene alguna aproximación profunda a la obra de Borges, debe saber que fue un teórico, pensador, escritor, crítico, y traductor todo envuelto en una ciega humildad que en cada conferencia construía con mil pedidos de disculpas, entre atolondradas palabras, hermosas palabras.
Borges y Bioy siempre legitimaron sus opiniones con una intensa base académica. Ellos mismos dialogaron con Sócrates, Voltaire, y Dante. En “Leche Cuajada” no dudan legitimar los beneficios del producto con lo que decía el propio Dios. “Dios mismo incluye entre los alimentos concedidos al pueblo de Israel, la LECHE CUAJADA” (mayúsculas del original) y justifican esto citando “Deuteronomio, capítulo 32, versículo 14” (Pág.27).
Borges y Bioy explican qué es la Leche Cuajada y en primer lugar la ubican geográficamente, dándole un corpus científico al folleto, además de la consideración divina antes mencionada. “En Rusia, existen dos variedades: la prostekvasha, leche cruda espontáneamente cuajada y agriada, y el varenetz, leche hervida, preparada con levadura” (Pág. 28).
La historia del producto transita por Egipto, y Argelia mostrándose la diferencia de la preparación de este beneficio elixir.
Los autores avanzan en la página 29 en el corpus científico explicando los beneficios fisiológicos: “El bubeurre [sic] es un suero de manteca y que sufre, si antes no la esterilizaron, la fermentación láctica natural…” y más adelante sostiene: “Con harina y azúcar sirve para preparar la sopa de babuerre” (subrayados y acotaciones del texto original). Este producto “obra favorablemente en las afecciones gastrointestinales. Restaura la flora fisiológica y hace menguar y desaparecer los trastornos” (pág. 29).
Posteriormente, Leche Cuajada agrega información sobre las mezclas estomacales, y cómo el hombre puede gobernar sus propios microbios. “Ya hemos indicado al principio que las putrefacciones intestinales son perpetuos enemigos de nuestras vidas” (…) “Los microbios lácticos impiden esas putrefacciones” (pág. 32).


El mercado manda

El folleto era contratado por la empresa Metchnikoff, por lo tanto había que destacar el procedimiento de elaboración del producto. “La superioridad de la LECHE CUAJADA por el procedimiento de METCHNIKOFF sobre las otras” (mayúsculas del original, pág. 33). De esta forma El folleto indicaba una superioridad de la empresa contratante, vaya a saber uno de qué manera comprobada por los autores.
Para completar la promoción, casi al final del folleto se destaca que las comunidades que tenían la leche cuajada como alimento vivían más que otros hombres.
El nombre “Leche Cuajada” como producto, aunque no es sonoramente muy agradable era el lácteo a mencionar en el folleto. Se nombra en muy pocas oportunidades al hoy reconocido “yoghurt” y se lo ubica en la Península Balcánica, aunque se deja claro que es “otro alimento” (pág. 31). Posteriormente, se aclara que el “Yoghurt” posee un bacilo búlgaro que “se caracteriza por su gran poder acidificante (hasta 25 y 30 gramos por litro de leche” que “ofrece el peligro de producir ácido butírico” que “se anula mediante el bacilo paraláctico o estreptobacilo, que no se encuentra en el Yoghurt y sí en la LA LECHE CUAJADA METCHNIKOFF” (sic).
El folleto se completa con una advertencia: que si bien los griegos tomaban la leche cuajada con miel “conviene  tomarla con sustancias azucaradas pues el azúcar, en el aparato digestivo, se convierte en ácido láctico” (pág. 35).
Posteriormente se recomiendan dosis. “Puede empezar por tomarse 3 cuajadas por día; así se logrará infectar el organismo con los bacilos búlgaros y paraláctico, que es lo que se busca”… “En los casos de intolerancia, muy raros por otra parte, habrá que seguir el método inverso: tomar una cuajada, o media si fuera necesario” (pág. 35).


Recetas

Para finalizar, el folleto deja cuatro recetas para preparar con Leche Cuajada. El Pan de Maíz, Pan Moreno, Bollitos de Harina de Maíz, y Pasteles de Arroz, todas contienen como elemento común este producto. Transcribimos una:

PAN MORENO

1 taza de leche cuajada
1 taza de leche fresca
2 tazas de harina integral
½ taza de harina blanca
½ taza de harina de maíz
½ taza de miel

Tamizar los ingredientes secos, mezclarlos con la leche. Cocer el todo en una cacerola untada con manteca, en horno de calor moderado (pág. 36).

Bibliografía.
- Borges, Jorge., y Bioy Casares, Luis. Museo. Textos inéditos”  Buenos Aires: Emecé, 2002. Impreso.

Internet
-Hadis, Martín. “Las virtudes de la Leche Cuajada”. 2003. Internet. 2 abr. 2012. http://elpais.com/diario/2003/01/04/babelia/1041640757_850215.html

Fuente : Humbral

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